viernes, 13 de diciembre de 2013

AMIANTO, ¿Tenemos el enemigo en nuestras casas?

Hace unos días pude leer en un  diario  una triste noticia, la muerte de un trabajador en el mes de agosto de este año 2013, tras años trabajando con Amianto en una fábrica. Eso me lleva a la siguiente pregunta, ¿estamos seguros en nuestras casas y puestos de trabajo? Sin pretender alarmar, voy a intentar clarificar algunos puntos.

Lo primero que debemos saber es ¿qué es el amianto? y su peligro.

Es una sustancia mineral natural, un silicato fibroso, siendo extraído de la roca en minas. Lo peligroso de éste es respirarlo, son unas partículas tan sumamente pequeñas que al introducirse en nuestros pulmones se pueden clavar en éstos. Al ser un material no degradable, puede y suele degenerar en cáncer y otras afecciones pulmonares de muy difícil solución. 

Tipos de amianto: la crocidolita, crisotilo, amosita, antofilita, actinolita y tremolita.

¿Para qué se ha usado?

El amianto tiene muchas propiedades: resistente al fuego, a la abrasión,  aislante térmico y acústicos, entre otras. Lo cual hizo que fuera muy utilizado en la construcción, en la industria textil, fábricas de coches, etcétera. Usándose en la fabricación de más de 3.000 materiales distintos.

¿Está permitido su uso en la actualidad?

No, pero, en nuestro País tardamos mucho tiempo en su total prohibición, comenzamos en el año 1984  para terminal con su total prohibición en el año 2001. 

¿Dónde ponemos encontrar el amianto con frecuencia en nuestros días?

Esas propiedades fisicoquímicas de las que hemos hablado antes, hizo  que  durante muchos años se ha utilizado en muchos productos. El  más conocido para el público en general, las planchas de fibrocemento, conocidas como uralita, nombre comercial,  que se colocaban en los tejados de  nuestras casas, para cubrir las naves industriales, también se usaba el amianto en asfaltos, pinturas,  en tuberías , para aislantes acústicos, proteger estructuras metálicas del fuego y sin ir mas lejos en las pastillas de freno de nuestros coches, entre otros. 

Voy a centrar el artículo hablando exclusivamente de las placas de fibrocemento, que cualquiera podemos tener en nuestras empresas o casas.

Si os asomáis por una ventana, sobre todo, en los pueblos, en las ciudades pequeñas, en los campos veréis como muchos, por no decir todos los tejados, están hechos con placas de fibrocemento, no digamos ya las naves industriales.  Prácticamente todo lo que esté instalado con anterioridad al año 2001 lleva amianto. Prefiero dejar a un lado el nombre comercial, ya que en la actualidad las placas que se comercializan no llevan ya este producto. También lo podéis encontrar tirado en un descampado. No será la primera vez que saliendo a pasear por el campo nos podemos encontrar con algún trozo. 

En principio no nos asustemos, el riesgo no es inminente, siempre que tengamos una precaución básica.

"Nunca cortar una placa de fibrocemento  usando una radial o sierra".

El motivo, al cortar el fibrocemento podemos liberar al aire las partículas de amianto y respirarlas, lo cual podría ser fatal para nuestra salud. Es verdad que ciertos estudios dicen que al degradarse las planchas de fibrocemento podrían liberarse fibras al aire. 

¿Tenemos que preocuparnos?

No quiero ser alarmista,  en principio si no lo manipulamos no tenemos peligro, ahora sería conveniente que, debido al deteriodo que pueden haber sufrido con el paso de los años, fuéramos pensando en sustituirlas. Ojo con las empresa que realizan demoliciones de edificios. Suele haber amianto, por lo cual hay que tomar medidas de seguridad. Para el trabajador y para los vecinos de la zona.

¿Quién puede hacerlo?

Sé que todos somos muy mañosos en este País, pero alejaros de las placas de fibrocemento. Su retirada solo la pueden realizar empresas autorizadas, inscritas en un Registro de Empresas autorizadas para la Retirada de Amianto, siguiendo un riguroso procedimiento de trabajo, con rigurosos controles médicos y con la previa presentación de un plan de trabajo ante la Autoridad Competente. Además esas placas, no se pueden tirar en cualquier sitio. Deben transportarse en vehículos especiales y ser depositadas en gestores autorizados.

Yo he tenido la oportunidad de ver varios desmontajes y sé lo que hay que hacer, pero también soy consciente de que hacerlo bien, lleva un incremento de costes, que muchos no están dispuestos a asumir. Pero lo que debemos pensar es ¿estamos dispuestos a jugar con la vida de nuestros trabajadores? Es verdad que con las medidas de precaución básicas, esto es, para quitar las placas cortamos los espárragos metálicos que las sujetan y las sacamos enteras, el riesgo es bajo. Pero no es menos verdad que para mi, la más mínima posibilidad de contaminación ya es suficiente para no exponer a nadie a ese peligro. Así que buscar en Internet empresas que se dediquen a este trabajo pedir varios presupuestos y contratar a la empresa con más garantías. 

Entre los EPIS podemos destacar el llevar monos desechables, mascarillas P3 y guantes.

Ojo desde hace algunos años se está hablando de otros materiales fibrosos que se están usando y que podrían tener efectos similares. Así que, siempre usar MASCARAS DE PROTECCIÓN PARA LAS VÍAS RESPIRATORIAS y nunca llevar la ropa de trabajo a vuestra casa.

Ver el Real Decreto 396/2006 de 31 de marzo.


Os dejo algunas noticias:




Un saludo.

JR





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